La caja de herramientas de Stephen King

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Nos guste o no, el tipo de la imagen es uno de los escritores más vendidos del siglo pasado. Posiblemente, el más vendido en su género. En casa, siempre le hemos tenido cierto estima. Recuerdo ver en las estanterías, ya desde antes de levantar dos palmos del suelo, tochacos como Tommyknockers, Cementerio de animales, It, Christine, Cujo, El resplandor y alguno más que seguro que andaba por allí y que mi memoria olvida.

Estos libros formaron parte de mi despertar literario y aún de cuando en cuando, si tengo ocasión, echo mano de bibliotecas e intercalo la lectura de alguna novela del señor King.

Hace años, el de Maine escribió un librito acerca del acto de escribir, titulado «Mientras escribo» (On writing)  en el que, además de dedicar casi la mitad del grueso del libro a narrarnos su «Curriculum vitae» (la narración de su infancia, sus pinitos en el oficio, sus problemas con el alcohol o las drogas, o el capítulo en el que cuenta cómo Carrie, -su primer gran éxito-, estuvo a punto de terminar sus días en la papelera de la caravana en la que malvivía, junto a su mujer Tabitha), también se dedica a ofrecer consejos de escritura a quien quiera escucharle. Aunque ya en el prólogo advierte: ‭«‬no quería escribir algo,‭ ‬corto o largo,‭ ‬que me diera la sensación de ser un charlatán literario o un gilipollas trascendental.‭» No es el caso.

Lo siguiente es un extracto, comentado por mí, del apartado titulado «Caja de herramientas«:

‭Como si se tratase de una entrega de Bricomanía, ‬King compara el oficio de escritor con el de un carpintero, un manitas o un chapuzas.‭ ‬Stephen aconseja crearse una caja de herramientas y «hacer músculo» para poder llevarla hasta nuestras páginas cada vez que haga falta usarla.‭
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¿‏Qué hay dentro de esa caja de herramientas‭?

‎HERRAMIENTAS DE LA BANDEJA SUPERIOR:

En la bandeja superior,‭ ‬donde están las herramientas más habituales, más básicas,‭ ‬estaría el vocabulario.‭ ‬El escritor nos da un buen consejo:‭ ‬Aprovecha lo que tengas,‭ ‬sin ningún sentimiento de inferioridad,‭ ‬ni de culpa.‭ ‬Como él mismo señala,‭ ‬Las uvas de la ira‭ ‬es una gran novela y está narrada en un lenguaje sencillo,‭ ‬sin palabras rebuscadas.‭

En la bandeja superior también está la gramática.‭ ‬Yendo a lo simple y a lo efectivo:‭ Toda frase ha de tener dos elementos imprescindibles:‭ ‬Nombres‭ (‬sujeto‭) ‬y verbos‭ (‬predicado‭)‬.‭ ‬

Aunque recomienda indagar y aprender en el arte de la gramática y la composición de oraciones con sentido,‭ ‬también advierte que la estructura básica‭ (‬nombre-verbo‭) ‬pone una red de seguridad bajo los pies de escritores no iniciados.‭ ‬Sobre gramática lanza unas pocas, pero importantes advertencias, como son:‭

-Evita la voz pasiva.‭ ‬Por pretenciosa.‭ ‬Por dejar a los personajes sin capacidad de actuación.‭ ‬Por poner el foco en el objeto de la acción,‭ ‬en lugar de en el sujeto que es quien la lleva a cabo.‭

-Otro consejo simple,‭ ‬pero efectivo que el escritor lanza al aire:‭ ‬Una idea compleja,‭ ‬partida en dos ideas más simples,‭ siempre ‬es más fácil de entender.‭  

-Por último:‭ Evita los adverbios.‭ «‬Son como dientes de león en el cesped, -dice-.‭ ‬Si no los arrancas de raíz,‭ ‬se multiplicarán como la mala hierba‭»‬.
Y añade:‭ ‬En ningún caso los uses como acotaciones de un diálogo.
‎    ‏-Suéltala,‎ ‏-exclamó amenazadoramente.‎
(Para esto, en los talleres literarios,‎ yo aconsejaba ‏hacer uso de acciones que ilustren el modo en que se diría algo, sin llegar a explicitarlo:
‎    ‏-Suéltala,‎ ‏-dijo,‎ ‏golpeando la mesa‭ ‬o‭ ‬-Suéltala,‭ ‬dijo clavando la mirada en sus pupilas.‭)

El señor King reniega, incluso, del uso de otros verbos de acotación que expresen el modo en que algo se dice: graznar, jadear, espetar...  Sugiere que si el diálogo es lo suficientemente claro, no necesitas aclararle al lector que el personaje está graznando, aullando o espetando.

King, de hecho, se decanta por el puro y duro‭ ‬-dijo-.‭
‎En cuanto a la atribución del dijo a un personaje concreto (-dijo X, -dijo Z), es claro en ese punto: sólo cuando no se tenga claro qué personaje es el que habla.

‎Ya que el señor King no es tu viejo profesor del colegio, ni está al acecho para darte una colleja si no haces las cosas como él manda, propone que tomemos con calma todas estas directrices. No son axiomas. Incluso entona un «mea culpa». Él hizo todo esto que ahora denuncia, en sus primeras novelas. Él rey del terror también es humano.

«Sólo te pido que te esfuerces al máximo, y ten presente que escribir adverbios es humano, pero escribir «dijo» es divino».

HERRAMIENTAS DE LAS BANDEJAS INTERIORES:

Forma y estilo: Stephen King propone un curioso ejercicio a realizar con la unidad inmediatamente más compleja que la frase: el párrafo. King dice: «Coge un libro al azar y observa la forma visual: los renglones, los márgenes, los espacios en blanco… ¿Qué tipo de libro parece? ¿Uno fácil o uno complejo? Identificaremos los libros fáciles porque los párrafos son cortos y las líneas de diálogo tendrán escasas palabras (Nota mía: Un libro de los fáciles no será aquel en el que necesariamente se expongan hechos simples), por otro lado, los libros difíciles tienen un aspecto más macizo, más apretado.»

«El aspecto de los párrafos es casi igual de importante que lo que dicen. Son mapas de intenciones.»

«Dentro de la narrativa, el párrafo es ritmo. Cuanta más narrativa se lee, más se da uno cuenta de que los párrafos se forman solos.»

King nos muestra un fragmento de texto y nos propone que reparemos especialmente en un párrafo. Uno breve. Éste:

«Big Tony se sentó, encendió un cigarrillo, se pasó la mano por el pelo.»

Como él mismo reconoce, normativamente, la frase incluso requeriría de una conjunción para estar bien escrita. Pero su brevedad y su estilo telegráfico otorga un ritmo especial al texto.

La fragmentación, -como él llama a este recurso- es muy útil «para estilizar la narración, generar imágenes nítidas y crear tensión, además de infundir variedad a la prosa.»

«El objetivo de la narrativa no es la corrección gramatical, sino poner cómodo al lector, contar una historia… y, dentro de lo posible, hacerle olvidar que está leyendo una historia.»

El resto de funciones que Stephen King otorga al párrafo son:
-Dirigir el foco de la escena (hacia qué acontecimiento dirige el narrador nuestra atención)
-Subrayar o definir (poco, pero provechosamente) a los personajes.
-Establecer el marco contextual de la acción.
-Generar un momento crucial de transición. (En el caso del ejemplo que pone King, la frase-párrafo «Big Toni se sento…» da pie a un contraste entre lo que estaba diciendo justo antes (que X es un tipo legal) y lo que dirá a partir de entonces (que, pese a todo, ojalá nunca lo hubiera conocido)).

Para Stephen King la unidad mínima narrativa es el párrafo. El párrafo tiene coherencia, no tanto en el caso de la frase, nos dice. Un párrafo puede tener dieciséis páginas o una única palabra, pero definirá el ritmo, la música.

¿Cómo dan sus frutos las técnicas de carpintería básica que nos propone? Práctica. Ensayo y error. Sólo así puede alcanzarse la maestría. Y, una vez que uno se habitúa a las herramientas y sabe utilizarlas con soltura, se dará cuenta de que lo que se puede hacer con ellas va más allá de simples manualidades:

«En sus aspectos más básicos, estamos hablando de una simple técnica, pero ¿estamos o no de acuerdo en que las habilidades más básicas pueden dar frutos que superen todas las expectativas? Hemos hablado de herramientas y carpintería, de palabras de estilo… pero a medida que progresemos, convendrá tener presente que también hablamos de magia.»

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