Lo que espero de ti

Escribo para ti. Quiero que tengas eso claro desde el principio.

Escribo para ti, porque la vida no es justa, -a veces-, y otras veces porque la vida es terriblemente justa tanto para mí como para el resto.

Por eso escribo para ti. Porque no te conozco, pero sé lo que estás pensando, sé lo que estás sintiendo y sé que, con el paso de los años, habré pensado, sentido, experimentado ideas, sensaciones y situaciones por las que tú ya has pasado de largo. No me causa ansiedad lo desconocido. Ya no. Sé que el tiempo no existe. No para mí.

Años atrás, ciertas ideas cruzaban mi mente. Pequeños monstruos, crudas pinturas surrealistas que no me atrevía a expresar con palabras por miedo a ser el único que pensara de esa manera. Miedo a resultar extraño, ajeno a ti. A día de hoy sé que esas palabras, las que más cuesta formular por no tratarse de convencionalismos, son precisamente lo que a ti y a mí nos hace iguales. Ese saco de mierda en el que siempre me ha costado aventurarme es lo que nos hace humanos… Y seamos realistas, tú no eres médico, ni profesor, ni cocinera, ni cajera de un supermercado… Ni yo soy escritor.

Tú eres una persona, como yo.

Así que si escribo palabras arrancadas del corazón o del bazo, no espero que las analices y me psicoanalices a través de ellas. Espero tan solo que encuentres una isla donde sentirte único y que te regocijes en tu existencia, a través de mis palabras.

Si fuera pintor te lo pintaría, si fuera alfarero te lo modelaría en barro. No ostento pretensiones. No espero que me llames de usted y que me atribuyas un falso respeto que no me pertenece. No espero que me aplaudas o que me infles el ego mientras comparto una cerveza contigo. No quiero que dejes de ser tú.

Sólo espero que sientas. Que te mires al espejo y te reconozcas. Que algo remueva tus entrañas y que tus poros transpiren al ritmo de mis párrafos. Sólo espero que sonrías, que te enrojezcas, sacarte una puta lágrima. Sólo espero ponerte la carne de gallina, dilatar tus pupilas, convertirme en el escalofrío que asciende por tu espalda y ponerte en un compromiso si algo te excita.

Maldita sea, que si este mundo no se moviera por el billete y la moneda sería capaz de hacer todo esto por puro amor al arte… ¿Es culpa mía querer dedicar toda mi energía y gran parte de mi tiempo a hacer aquello que me hace sentir vivo?